
“Es el mejor, me enseñó todo lo que sé del agua, técnicas, tácticas, secretos y mañas, ganados desde la experiencia y desde la teoría. Me lo enseñó él desde el borde de la pileta, su manera de explicarlo, la paciencia que nos tenía, sobre todo a mí, pero a todo el grupo nos daba mucha confianza. Pasamos muchos momentos inolvidables, torneos, campamentos, días y noches enteros sin dormir con nosotros, asados y miles de cosas más compartidos a través de estos años. Y como yo así piensan todos los que pasamos con él como alumnos en su grupo de natación, donde nos hacia reír a cada rato, el único que hacia su clase tan entretenida. Siempre era un estímulo al esfuerzo, la palabra justa en su momento y su clase una total autosuperación para quien lograba sobreponerse a esos ejercicios. Fueron momentos gratos aunque también “ligábamos” buenos retos, pero como profe es inobjetable su labor. Continuamente con nosotros, preocupándose por cada uno de manera individual y grupal, que querés que te diga, ¡como profe simplemente el mejor!
Ahora me toca tenerlo como compañero de trabajo o más bien como jefe, algo que no pensé podría llegar a pasar jaja. La verdad es una suerte tenerlo por que me ayuda en todo, apoyándome y aconsejándome, diciéndome qué es lo mejor para mí y para el club. Cuando le pido algo o le llevo algún problema (la mayoría de las veces, jaja), lo soluciona y me enseña como debo hacerlo para una próxima vez. Le debo mucho, incluso estar trabajando en el club.
También sigo ligándome sus rezongos cuando me mando “alguna de las mías” jaja! pero él esta siempre para solucionarlo y para ponerme un freno en esas ocasiones. Y claro de esas cosas aprendo y todavía me falta mucho para saber, es decir que sigue siendo mi maestro, ya no me enseña como hacer una buena brazada, sino q me enseña como ser un buen profesor”.
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